Un poco sobre mí...

martes, 8 de noviembre de 2011

El estudiante - con Jorge Lavat

Hace unos días, vimos la película "El estudiante", por recomendación de una gran cinéfila, mi mami. 
Esta película gira en torno de Chano(Jorge Lavat), un hombre de cabellos grises y mirada cansada, de avanzada edad y con voz resonante, que toma la decisión de ser receptor de conocimiento, asistir a la universidad, dándole a la educación, la importancia de complementariedad de espíritu. Asombrado por cuánto ha cambiado la realidad de los jóvenes de hoy, frente a los de ayer, se sumerge en esta gran aventura, cual Quijote moderno, con sueños e ideales, que empieza a dejar huella con sus versos de experiencia, produciéndose un choque generacional. Y es que el deseo de superación, de ser mejores, no debe de morir al paso de los años; ser soñadores y más aún perseguidores de sueños está en nuestra esencia, y volver a esta realidad nos recuerda cuán personas podemos ser. 

Además, presenta otros temas que tiñen la película de ternura, esperanza y amor. Da énfasis al amor no sólo como sentimiento sino como vivencia entre él y su esposa, y que se mantiene sólido y fortalecido a través de los años con palabras y actos. 
Resalta la amistad, la verdadera amistad que deja atrás diferencias, que surge y se mantiene erguida a pesar de cualquier vicisitud y que muchas veces nos da la fuerza para seguir.

Y por último, nos habla del conocimiento de nosotros mismos, de explotar nuestras habilidades sólo mediante el autoconocimiento,  de encontrar nuestra esencia, nadie puede explotar cualidades que no han sido descubiertas.

La mezcla de experiencia y juventud, hacen de esta historia, una fuente aleccionadora e inspiracional, con sus trazos finos y sencillos, logra cautivar al espectador, dejando una sensación esperanzadora y una reflexión sobre nuestra realidad, y a algunos (como yo), nos emociona hasta llegar a las lágrimas.
Nunca es tarde para soñar, la vida es demasiado corta, y éste es un ejemplo que por más cansados y desalentados estemos, o por tener obstáculos en nuestro caminar, tenemos que luchar por lo que realmente queremos. 
Recordemos: Nunca es tarde para soñar

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