
Ayer fuimos asistentes de un concierto de la Filarmónica de la Ciudad. Fue muy agradable escuchar como el silencio era apagado por el sonido de un violín, de un violonchelo y de un contrabajo, como notas lanzadas al aire se complementaban entre sí y reflejaban que la música va más allá que melodías en partituras, la buena música regocija el alma, y mejora el ánimo de cualquiera.

Al son de cada nota, recuerdos muy bonitos de mi vida comenzaron a aparecer, y me invadieron por completo, reflejados en lágrimas de felicidad, aquellas melodías me recordaron cuán feliz soy y cuán linda es la vida.
A la filarmónica de São Carlos, gracias por tan linda música :).