
Este tema surge, a raíz de un cumpleaños muy especial, el de mi querido Papá, hoy cumple 49 años, se acerca a los 50 (espero que no leas Papi que publiqué tu edad ;) ), un ser con alma de niño y presencia de madurez, lo admiro mucho, por poseer una mezcla de inocencia y seriedad.
Yo, ya pasé los 20, siento que los años corren mucho más rápido; aunque apenas he vivido un par de años más, siento que los 30 ya se me vienen encima. Tengo logros, muchos logros, pero a la vez, pocos para todas mis metas propuestas. Tengo miedo, mucho miedo, a que el tiempo siga coriendo y llegar a los 30 y tener una vida desordenada y sin nada estable.
Soy consciente que llegar a base tres implica una crisis y un quiebre considerable, aparece la controversia de "ser muy viejo para ser joven y muy joven para ser viejo".

Algo que aprendí no sólo por mi propia experiencia, sino por experiencia vicaria, es que tú tienes en tus manos las riendas de tu vida, de ti depende que los años no pasen en vano, sino que implique un desarrollo humano- personal admirable.

Conversando con un amigo, hombre de mirada recia, presencia impecable, gran inteligencia, familia recién formada puesta en el Señor, me dejó reflexionando sobre una frase que caló muy hondo en mí: "Tener más de 30, es un conflicto en el cual no sabes quién eres, tal vez eres muy viejo para ser joven o eres muy joven para ser viejo".
A los 30, las ideas locas de un joven comienzan a disiparse, la diversión empieza a materializarse en una necesidad de formar un futuro ya, pensar en hijos, vivienda propia, estabilidad!, porque lo que ocurra después depende de lo que hagas hasta los 30 y si no te has forjado para entonces empienzan los problemas y más aún los existenciales, hay que madurar y con urgencia!.

Esta crisis no conoce de razas, ni condición social, aparece en los diferentes grupos que conforman la sociedad y no queda más que seguir adelante y ser conscientes que la vida es una sola, y hay que exprimirla.